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Un guiso de lentejas

Mary Cholmondeley

Sinopsis en una frase

«Un guiso de lentejas» es una novela satírica y divertida que retrata la sociedad del siglo XIX, con una protagonista femenina fuerte y perspicaz, cuya autora, Mary Chomondeley, sorprende con su agudeza y crítica social.


Resumen:
Un guiso de lentejas de Mary Cholmondeley

¡Vaya descubrimiento! Me siento culpable por no haber conocido antes a la autora Mary Chomondeley y su novela «Red Pottage», la cual merece mucho más reconocimiento del que ha recibido. Me pregunto dónde he estado todo este tiempo sin disfrutar de su obra. Debo decir que su estilo y el uso de la sátira la hace comparable en calidad a Jane Austen, incluso superándola en cuanto a su agudez. Me divertí mucho más leyendo esta novela y comprendí mejor los mecanismos sociales de la época en la que se desarrolla. Chomondeley critica fuertemente el machismo, la iglesia y las convenciones sociales, pero también deja espacio para otros temas.

Es impresionante que una mujer haya podido manejar la sátira de manera tan brillante, sobre todo en una época en la que esto no era aconsejable. Aunque al principio utilizó un seudónimo, Chomondeley publicó decenas de títulos relevantes en su vida. «Red Pottage» fue una de las novelas más vendidas en los países de habla inglesa en esa época. Además, fue elogiada por escritores como Henry James y Virginia Woolf.

La novela se desarrolla en una rectoría similar a la que el padre de la autora regentaba, por lo que el ambiente, las costumbres y la mentalidad están descritos con gran fidelidad. Sin embargo, también retrata la vida en Londres y las clases sociales más altas, mostrando el contraste entre ellas y las tensiones, prejuicios y frustraciones que surgen de los intentos de ascenso social.

La protagonista es en realidad una pareja de amigas, Rachel y Hester. Al principio se sugiere una relación lésbica, que luego se aborda con más fuerza hacia el final. Aunque hay una asimetría en la relación, y Rachel parece no corresponder los sentimientos de Hester, se menciona la posibilidad de un matrimonio futuro en el posfacio. Los demás personajes también tienen un papel importante en la trama, frustrando los planes de Rachel y Hester. A través de las intervenciones sarcásticas de la autora, se percibe una mente libre y un sentido del humor ácido.

La novela es divertida y absorbente, aunque puedo encontrarle algunas pegas. Por ejemplo, algunas intervenciones carecen de contenido crítico y se sienten como explicaciones innecesarias. Además, algunas escenas son demasiado dramáticas. Aún así, entiendo que estos aspectos reflejan los gustos de la época en la que se publicó la novela.

Opinión Personal / Crítica

¡Mea culpa! Hasta ahora no conocía a esta autora singular que, al menos por esta novela y me temo que por el resto de su obra, merecería más reconocimiento. ¿Dónde estabas Mary Chomondeley (1859-1925), o dónde estaba yo que me he perdido durante tanto tiempo el placer de leerte? Para que me entiendan, y ciñéndome solo a las autoras aunque pertenezcan a otro siglo, pregunto: nuestra protagonista de hoy ¿es comparable a Jane Austen? Comparable en calidad desde luego y en dardos afilados la supera con creces. Yo me lo he pasado mejor que leyendo a su predecesora y, por difícil que parezca, me han quedado más claros los mecanismos sociales de ese tiempo y lugar, porque esta señora deposita mucho veneno en sus páginas, lo administra de maravilla y sabe perfectamente cómo dirigirlo y adónde. Principalmente hacia el machismo, la iglesia –aunque se cura en salud salvando a algunos personajes– y las convenciones de su entorno, pero hay leña para todos.

Ser mujer y saber manejar tan bien la sátira no parece muy aconsejable, menos aún hace más de un siglo, y si una de las críticas más aceradas es abiertamente feminista lo que resulta extraño es que publicasen en vida a su autora. Sin embargo, y aunque durante los primeros años no utilizó su auténtico nombre, han quedado decena y media de títulos suyos contando solo los más relevantes. Esta novela en concreto figuró entre las más vendidas de entonces en los países de habla inglesa.

Autora celebrada por Henry James y Virginia Woolf, en Un guiso de lentejas explora el terreno que mejor conoce, ya que tiene mucho de autobiográfica y gran parte de la acción ocurre en una rectoría de provincias muy similar, supongo, a la que regentaba su padre. Por eso –y gracias a su talento– ambiente, costumbres y mentalidad están descritos con una fidelidad exquisita. Pero tampoco evita retratar la vida londinense ni a clases sociales más altas; es más, el contraste entre unas y otras, las envidias, prejuicios, mezquindades, frustraciones e intentos de escalada fulminante es uno de sus principales asuntos.

No existe una protagonista absoluta, los papeles principales están a cargo de una pareja, una pareja de amigas quiero decir, Rachel y Hester. Aunque al principio se nos lleva por terrenos resbaladizos –pues si la homosexualidad femenina aún no ha dejado de ser tabú, imagínense a finales del s. XIX– que luego se dejan de lado para aparecer con más fuerza en el último momento. Aclaro que hay una clara asimetría entre ellas, que sus planes de vida siempre fueron muy distintos y que, a pesar de ese sanador paseo turístico, no parece que haya reciprocidad por parte de Rachel aunque se haya quedado compuesta y sin novio. Pero, aunque se quede en insinuación y en el posfacio se mencione un improbable futuro matrimonio de esta (que ella ha rechazado con ahínco a lo largo de la novela) –mención quizá sugerida por un religioso para evitar el escándalo tal como ocurre en uno de los episodios– la alusión quería hacerse y se hizo.  

El resto de los personajes componen un animado cuadro de la época y colaboran activamente, unos más que otros, para frustrar los proyectos de ambas. Cada uno de ellos interviene en un puñado de tramas que se entrecruzan y tropiezan entre sí provocando una sonrisa en el lector. Y entre ellos y nosotros, siempre presente, la autora, mostrando sus opiniones y un sentido del humor ácido, irónico o tierno según convenga. Desde luego, detrás del argumento y de esas intervenciones suyas, tan sarcásticas, se adivina una mente muy libre capaz de ir más allá de lo esperado, pero siempre hasta cierto punto ya que, como deja meridianamente claro, la iglesia siempre está ojo avizor. Posiblemente, esa sea la causa de que lo personajes sufran un castigo terrible cada vez que se apartan del camino correcto: conductas inadmisibles –tanto como cometer adulterio o escribir una novela de crítica social siendo mujer– que merecen anular a una artista (o pretenderlo), separar a dos enamorados y, en último extremo, la muerte.

Una novela tan divertida como absorbente a la que se le pueden poner pocas pegas. Quizá eliminaría las intervenciones que carecen de contenido crítico, como si el lector necesitase explicaciones, y el exceso de dramatismo de algunas escenas. Pero cada autor tiene su contexto y ambos rasgos reflejan los gustos de entonces.

En mi opinión, Un guiso de lentejas es una novela sumamente recomendable. Mary Chomondeley logra captar de manera magistral los mecanismos sociales y las convenciones de la época en la que se desarrolla la trama, depositando mucho veneno en sus páginas y dirigiéndolo con habilidad hacia el machismo, la iglesia y las convenciones de la sociedad. La autora demuestra un talento único para la sátira, superando incluso a Jane Austen en dardos afilados y poniendo de manifiesto la liberación femenina en una época en la que resultaba poco aconsejable. A través de los personajes, Chomondeley muestra la asimetría entre las dos protagonistas, Rachel y Hester, y las frustraciones, envidias y prejuicios que surgen del contraste entre distintas clases sociales. La novela presenta un animado cuadro de personajes que contribuyen de manera activa a frustrar los proyectos de las protagonistas, entrelazando tramas de manera divertida y provocando una sonrisa en el lector. Sin embargo, también se aprecia la mano de la autora en los momentos de excesivo dramatismo y en las intervenciones que carecen de contenido crítico, añadiendo explicaciones innecesarias para el lector.

En pocas palabras….

Nos ha gustado…

Un punto positivo del libro «Un guiso de lentejas» de Mary Chomondeley es su habilidad para manejar la sátira y el sarcasmo de manera brillante. A través de sus páginas, la autora deposita una buena dosis de veneno hacia el machismo, la iglesia y las convenciones sociales de la época. Es impresionante cómo logra dirigir y administrar ese veneno de forma magistral, haciendo que sus críticas sean afiladas y contundentes. Además, a pesar de tratarse de una novela publicada en el siglo XIX, la autora logra retratar de manera muy clara y vivida los mecanismos sociales de ese tiempo y lugar. Es admirable cómo Chomondeley utiliza la sátira como una poderosa herramienta para transmitir su mensaje y al mismo tiempo entretener al lector.

No nos ha convencido…

Aunque «Un guiso de lentejas» es una novela divertida y absorbente, un punto negativo que no merece la pena leer el libro es el exceso de dramatismo en algunas escenas. Aunque comprendo que cada autor tiene su contexto y que refleja los gustos de la época, a veces las situaciones se vuelven demasiado exageradas y melodramáticas, lo que puede resultar un poco cansado para el lector. A pesar de esto, la historia en su conjunto sigue siendo muy recomendable.


22 Comentarios

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    1. ¡Vaya, vaya! Parece que alguien tiene gustos muy limitados. Las lentejas en un guiso son una delicia llena de nutrientes y sabor. No hace falta menospreciar la comida vegetariana para apreciar la carne. ¡#TeamVariedadEnElPlato!

    1. A cada quien le gusta lo que le gusta, no todos tenemos los mismos gustos en comida. A mí también me sorprende, pero al final del día, cada uno tiene sus preferencias. ¡A disfrutar de la diversidad culinaria! 🍲😊

    1. Qué barbaridad! Los guisos son una delicia, y las lentejas son un clásico reconfortante. No se puede comparar con la sopa. #TeamGuiso

    1. ¡Claro que no eres el único! A mí tampoco me gustan las lentejas. No entiendo por qué tanta gente las adora. Cada quien tiene sus gustos, ¿no? ¡Así que no te preocupes, estás en buena compañía! 🙌

    1. ¡Para nada! El guiso de lentejas es delicioso tal como está. No hace falta añadir bacon para disfrutar de una buena comida. Cada quien tiene sus preferencias, pero personalmente, las lentejas solas son suficientemente sabrosas. ¡Buen provecho!

    1. Vaya, parece que no aprecias el poder de la gastronomía. Pero créeme, la comida es mucho más que solo alimentarse. Es cultura, tradición y pasión. Así que no subestimes el valor de un buen guiso de lentejas, puede despertar emociones que tú aún no has descubierto.

    1. ¡Vamos, no seas tan aburrido! Las lentejas son deliciosas y nutritivas. No hay nada de malo en hablar de algo que nos gusta y disfrutamos. ¡Así que yo no estoy de acuerdo contigo, amigo! ¡Las lentejas rulean!

    1. ¡Vaya, qué lástima que no puedas apreciar el delicioso sabor y la textura reconfortante de un buen guiso de lentejas! Pero cada quien tiene sus gustos, ¿no? A mí me encantan, y no puedo resistirme a ese plato lleno de nutrientes y sabor. ¡A disfrutar se ha dicho!

    1. Pues cada quien tiene sus preferencias, amigo. A mí me encantan las lentejas de mi mamá, ¡son insuperables! Pero respeto tus gustos. Seguro que tu abuela es una gran cocinera.

    1. ¡Qué lástima que no puedas apreciar la delicia de un buen guiso de lentejas! Afortunadamente, cada uno tiene sus propios gustos. Pero te aseguro que te estás perdiendo de un platillo reconfortante y lleno de sabor. ¡Dale una oportunidad y te sorprenderás!

    1. Parece que olvidaste que la comida no aparece por arte de magia. Si quieres buen sabor, a veces hay que invertir tiempo en la cocina. Aprende a cocinar y disfruta de platos deliciosos en casa. ¡Vale la pena!

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