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«Que se mueran los feos» es un disparate que parodia la novela policiaca y combina elementos de género negro, erotismo, aventuras y ciencia ficción, protagonizado por un culturista virgen que se une al FBI para detener a un científico que intenta erradicar la fealdad, con una escritura maliciosa que garantiza una experiencia única y un humor chabacano para los amantes del «pulp» más lúdico y desprejuiciado.
La novela se destaca por su tremenda diversión, impulsada por la intencional «mala escritura» de Vian. Esta mala escritura se manifiesta en un mensaje confuso, un ritmo vertiginoso, un crescendo argumental cargado de excesos, personajes inverosímiles con motivaciones cuestionables, giros de tuerca forzados, escenas de sexo gratuitas y un humor chabacano salpimentado con términos ridículos. A pesar de estos elementos, la obra ofrece fogonazos metaliterarios extraordinarios, lo que la convierte en una lectura única y memorable para los amantes del «pulp» más lúdico y desprejuiciado.
En resumen, «Que se mueran los feos» es una novela que desafía las convenciones literarias con su estilo desenfadado y su combinación de géneros. Boris Vian, bajo el pseudónimo de Vernon Sullivan, logra crear una obra que, a pesar de su mala escritura intencionada, ofrece una experiencia de lectura única y divertida, especialmente para aquellos que disfrutan del humor absurdo y las narrativas extravagantes.
La escritura deliberadamente deficiente de Boris Vian hace que la lectura de esta novela sea una experiencia única y, en cierto sentido, desconcertante. El mensaje confuso, el ritmo vertiginoso, los giros de trama forzados y los personajes inverosímiles se combinan para crear un caos literario que desafía las expectativas convencionales. Aunque la prosa ramplona puede resultar chocante en un principio, el humor chabacano salpicado de destellos metaliterarios ofrece una experiencia de lectura inusual y, en ciertos momentos, extraordinaria. En resumen, «¡Que se mueran los feos!» es una recomendación para los amantes del «pulp» más lúdico y desprejuiciado, y solo Boris Vian, quien se presenta como su traductor, podría cometer semejante diablura. Sin embargo, la traducción al español, a cargo de T. P. Lugones, plantea dudas sobre si el material original ya estaba mal redactado o si la traducción ha perpetuado este cutrismo primigenio, dejando un misterio que agrega un elemento de intriga a la lectura.
En pocas palabras….
«Que se mueran los feos» es una novela delirante que combina elementos de género negro, erotismo, aventuras y ciencia ficción de una manera única. Lo más destacable de esta obra es su capacidad para ofrecer una experiencia de lectura tremendamente divertida. Boris Vian escribe de forma intencionadamente mala, lo que resulta en un mensaje confuso, un ritmo vertiginoso, un crescendo argumental repleto de excesos, personajes inverosímiles y giros de tuerca forzados. A pesar de su escritura chabacana, la novela ofrece fogonazos metaliterarios extraordinarios y un sentido del humor particular. Recomiendo esta obra a los amantes del «pulp» más lúdico y desprejuiciado, ya que solo Boris Vian podría perpetrar semejante diablura.
Aunque «Que se mueran los feos» puede ser una lectura entretenida para los amantes del «pulp» más lúdico y desprejuiciado, su mala escritura puede resultar confusa y dificultar la comprensión de la trama. La prosa ramplona y los términos ridículos utilizados por el autor pueden hacer que la lectura sea un tanto desagradable para algunos lectores. Además, la abundancia de escenas de sexo gratuitas puede resultar incómoda para aquellos que prefieren un enfoque más sutil en la literatura. En resumen, la escritura adrede de Boris Vian puede ser un obstáculo para disfrutar plenamente de la novela.
9 Comentarios
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¿Qué tal si en lugar de morir, los feos se unen y conquistan el mundo? 💪😎
Jajaja, qué ocurrencia. Pero te aseguro que la belleza no determina quién conquista el mundo. Son la inteligencia, el carisma y la determinación los que marcan la diferencia. ¡Así que no subestimes a los feos, podrían sorprenderte! 💪😉
¡Qué opinión más absurda! Todos merecen vivir, sin importar su apariencia física.
Vaya, vaya, qué discurso tan politicamente correcto. Pero la realidad es que la apariencia física importa, nos guste o no. No hay nada de absurdo en reconocerlo, es parte de la naturaleza humana.
¡Vaya artículo! ¿Pero qué pasa si los feos son los que nos hacen reír más?
¡Qué exageración! Los feos merecen amor y respeto como cualquier otra persona.
Vaya, parece que tienes una opinión muy interesante. ¿Acaso solo los feos merecen amor y respeto? ¿Y qué hay de la belleza interior? Creo que todos merecemos amor y respeto, independientemente de cómo nos veamos por fuera.
¡Qué película más aburrida! No entiendo cómo a alguien le puede gustar.
¿Quién necesita belleza cuando tienes un buen sentido del humor? ¡Viva Boris Vian y su obra!