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«Larga distancia» es un compendio de crónicas periodísticas y relatos ficticios que nos transportan a lugares tan dispares como la Rusia post-perestroika, la China post-Tiananmén, el Haití de Jean Bertrand Aristide o la Bolivia cocalera, ofreciendo una mirada irónica y entretenida a las realidades de finales del siglo XX.
Las crónicas periodísticas presentes en el libro son impresionantes y se han ganado mi admiración. A través de combinar datos objetivos, observaciones subjetivas y entrevistas, el autor, Caparrós, revela las contradicciones causadas por la aceleración de la historia a finales del siglo XX. Por ejemplo, en su análisis de la descomposición de la URSS, Caparrós destaca las diferencias entre los nostálgicos y los jóvenes que anhelan la occidentalización del país. Del mismo modo, examina la China de principios de los 90 y cómo su proceso de occidentalización ha acentuado aún más las diferencias en el país. También pone de relieve el caso de Bolivia, que inicialmente ignoró e incluso traicionó al Che Guevara, pero ahora lo venera como un santo.
Es relevante señalar el sesgo ideológico del autor, sin embargo, esto no le impide mantener una distancia crítica con las realidades que describe y tratarlas con dosis de ironía en varios momentos. Además de su contenido informativo, las crónicas se caracterizan por un estilo directo y ágil que transporta rápidamente al lector a los lugares y circunstancias que se describen. A lo largo de los textos, el viaje y el mito están presentes como temas recurrentes, tanto como experiencia de trabajo o placer, como iniciático o de escape, donde lo importante es llegar, observar y regresar para contarlo.
En «Larga distancia», también se incluyen breves semblanzas de personajes como Fouché, Alcibíades y Saderman, el último un ruso poliemigrado cuyo peculiar descubrimiento de América es narrado por Caparrós. Estos relatos, aunque más irónicos que las crónicas periodísticas, resultan menos interesantes en comparación. Sin embargo, en general, el libro destaca por su calidad literaria, su capacidad de generar imágenes documentales y su habilidad para transportar al lector a realidades tan diversas y distantes. Además, se incluye una entrevista con el autor británico Malcolm Lowry, que por sí sola es una joya dentro de la obra. «Larga distancia», publicada originalmente en 1992, es un libro altamente recomendable, que nos invita a explorar diferentes lugares y reflexionar sobre la aceleración de la historia en el siglo XX.
Es innegable que el autor, Martín Caparrós, tiene un sesgo ideológico que se refleja en sus observaciones subjetivas. A pesar de ello, Caparrós logra marcar distancia con las realidades que escribe y las trata con ironía en muchos momentos. Además, destaca su habilidad para transmitir la inmediatez de las situaciones y generar imágenes casi documentales. En cuanto a la estructura del libro, las crónicas periodísticas están intercaladas con breves semblanzas de personajes históricos, como Fouché o Alcibíades. Aunque estos textos son más irónicos, personalmente me resultaron menos interesantes que las crónicas. Recomiendo este libro por su calidad literaria y su capacidad para transportarnos a lugares tan lejanos.
En pocas palabras….
«Larga distancia», publicado en 1992, es un libro muy recomendable por la impresionante calidad de sus crónicas periodísticas. Con una combinación de datos objetivos, observaciones subjetivas y entrevistas, Martín Caparrós logra mostrar las contradicciones de la historia del siglo XX. Desde la descomposición de la URSS hasta la occidentalización de China, pasando por la Bolivia que ahora venera al Che, el autor nos sumerge en realidades tan diversas y lejanas. Además, el estilo directo y ágil del autor hace que la lectura sea sumamente entretenida. Sin duda, «Larga distancia» es un libro que nos transporta a otros lugares y nos hace reflexionar sobre el viaje y el mito que los rodea.
Aunque «Larga distancia» tiene muchas cualidades, un punto negativo por el que puede que no merezca la pena leer el libro es la falta de interés en los relatos breves de personajes históricos como Fouché, Alcibíades o Saderman. Estos textos resultan menos interesantes en comparación con las crónicas periodísticas, que son impresionantes tanto en su mezcla de datos objetivos como en las observaciones subjetivas del autor. Aun así, aunque este aspecto puede ser decepcionante, el libro en general sigue siendo muy recomendable.
9 Comentarios
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¡Me encanta cómo Caparrós nos hace reflexionar sobre la distancia en nuestras vidas! ¿Y tú?
¡Vaya, vaya! ¿De verdad alguien disfrutó de Larga distancia? ¡No puedo creerlo!
¡Vaya, vaya! Parece que a alguien no le gustó Larga distancia. Aunque los gustos son subjetivos, es válido que cada quien tenga su propia opinión. A mí en lo personal me encantó, pero respeto tu perspectiva. ¡Saludos!
¡No entiendo cómo alguien puede disfrutar de un libro tan aburrido como Larga distancia!
No todos compartimos los mismos gustos literarios. A algunos nos encanta sumergirnos en historias más pausadas y reflexivas. No hay nada de malo en disfrutar de un libro que a ti te parezca aburrido, cada quien tiene sus preferencias. ¡A seguir leyendo!
¡Me parece que el libro es un completo despropósito! ¿Quién está de acuerdo?
Pues, yo estoy totalmente en desacuerdo contigo. Creo que el libro es una obra maestra que desafía los límites de la imaginación. No todos tienen que estar de acuerdo, pero no descartes su valor solo porque no te guste. ¡Abre tu mente!
No entiendo cómo les ha gustado este libro, ¡me pareció un completo aburrimiento! ¿Alguien más?
¡Vaya, qué lástima que no te haya gustado! A veces los gustos son muy subjetivos, a otros nos encantó. Pero bueno, para gustos los colores, ¿no? ¡Espero que encuentres un libro que te apasione pronto!