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La Ofensa, de Ricardo Menéndez Salmón, es una novela simbólica que narra la historia de Kurt, un sastre alemán que pierde la sensibilidad en medio de la Segunda Guerra Mundial, representando la relación del hombre con el horror y mostrando una Europa consumida por una ofensa irreparable. Recomendable.
Debo decir que esta vez he quedado mucho más satisfecho. «La ofensa» es una novela que merece ser destacada, incluso diría que es una gran novela. Comienza con un tono lírico y pausado, similar a la obra «Seda» de Baricco, aunque Menéndez Salmón ha sabido darle su propio estilo. Sin embargo, el contexto histórico en el que se sitúa la historia, la Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista alemán, le da un giro necesario y la convierte en una novela simbólica. Es una metáfora de la relación del hombre y Europa en general con el horror.
La trama se centra en Kurt, un sastre alemán humilde y sensible que es reclutado por el ejército nazi y enviado al frente de guerra en un sidecar. Durante su estancia en la Francia ocupada, presencia una matanza cruel y sanguinaria que le hace perder su sensibilidad. La novela aborda temas como el amor, la guerra, la muerte y reflexiones sobre la culpa, la conciencia y la historia. Además, el estilo conciso y ajustado de Menéndez Salmón se ajusta perfectamente a la narración.
El único motivo por el que no puedo darle una calificación «Muy recomendable» a «La ofensa» es que en la última parte de la novela se nota un cierto decaimiento en la tensión narrativa y en el ritmo de la historia. Las reflexiones del narrador cobran más protagonismo, se abandonan líneas argumentales interesantes y todo se subordina a una última escena de gran carga simbólica. Kurt, el sastre, se convierte en una representación de Europa, insensibilizada por el horror y consumida por una ofensa irreparable.
Aunque tiene sus momentos altos y bajos, logra atrapar al lector y dejar una huella duradera. Es una obra que demuestra el talento del autor y su capacidad para crear historias que trascienden lo superficial y exploran la complejidad de la condición humana. Sin duda, es una lectura que vale la pena.
Sin embargo, aunque la mayoría de la novela mantiene un ritmo tenso y cautivador, la última parte decae en su narrativa y la tensión se torna más débil. Se presentan más reflexiones del narrador, se dejan de lado algunas líneas argumentales prometedoras y todo se subordina a una última escena de gran carga simbólica. Aunque esta escena es poderosa, no logra compensar totalmente el decaimiento del ritmo narrativo. Además, a lo largo de toda la novela, se percibe claramente la influencia de Baricco y su obra «Seda», lo cual puede ser tanto positivo como negativo, dependiendo de la perspectiva.
En pocas palabras….
Destacaría como punto positivo de «La ofensa» su capacidad para recrear de manera magistral el contexto histórico de la Segunda Guerra Mundial y transmitir la atmósfera de horror y violencia que se vivió en ese momento. A través de la historia de Kurt, el autor nos sumerge en los horrores de la guerra y nos hace reflexionar sobre la fragilidad del ser humano y la capacidad de resistencia ante situaciones extremas. Además, el estilo conciso y ajustado de Menéndez Salmón contribuye a mantenernos enganchados a la narración y nos permite adentrarnos de lleno en la historia. Sin duda, «La ofensa» es una novela recomendable para aquellos lectores que busquen una obra que les haga reflexionar y adentrarse en los oscuros rincones de la condición humana.
A pesar de que La ofensa es una novela recomendable en general, uno de los puntos negativos que encontré es que en la última parte de la historia se produce una disminución en la tensión narrativa. El ritmo decrece y abundan las reflexiones del narrador, lo que hace que algunas líneas argumentales prometedoras queden olvidadas. Aunque se subordina todo a una última escena de gran carga simbólica, este cambio en el pulso de la historia puede resultar decepcionante para algunos lectores que esperaban un final más impactante.
29 Comentarios
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No entiendo cómo pueden gustarles los libros que ofenden, ¡qué falta de sensibilidad!
Cada persona tiene gustos diferentes, y eso incluye la literatura. No podemos juzgar ni imponer nuestros propios criterios sobre lo que debería o no ofender. La diversidad es parte de la belleza de la lectura.
¡Vaya, vaya! Menéndez Salmón, ¿ofensa o genialidad? ¡Me encanta este debate literario!
¡Totalmente de acuerdo! El debate literario es emocionante y necesario. Menéndez Salmón es un autor que despierta pasiones, y eso es precisamente lo que hace que su obra sea tan interesante. ¡Sigamos discutiendo y disfrutando de la diversidad de opiniones!
¡Vaya, vaya! ¿Ricardo Menéndez Salmón ofendiendo? No me lo esperaba. ¿Alguien más sorprendido?
¡Claro que sorprende! Pero no debería ser una novedad, ¿verdad? Menéndez Salmón parece disfrutar causando polémica. Aunque, admitámoslo, eso también lo hace interesante. ¡A esperar sus próximas controversias!
Este artículo no me convence, creo que Menéndez Salmón fue demasiado ofensivo.
Respeto tu opinión, pero creo que la ofensividad de Menéndez Salmón es intencional. Provocar y cuestionar es una estrategia literaria válida. A veces es necesario incomodarnos para reflexionar sobre temas importantes.
Este artículo es una ofensa a mi inteligencia, ¡no puedo creer lo que leo!
A veces es difícil aceptar puntos de vista diferentes a los propios, pero eso no significa que el artículo sea una ofensa. La diversidad de opiniones enriquece el debate y nos ayuda a expandir nuestra perspectiva. ¿Por qué no intentas rebatir argumentos en lugar de desacreditar?
¡Qué artículo más aburrido! No le veo la polémica por ningún lado.
Pues qué lástima que no puedas apreciar la sutileza y profundidad de este artículo. Tal vez necesitas ampliar tus horizontes y dejar de buscar siempre la polémica. Hay más en la vida que solo eso, amigo.
Este autor solo busca atención con sus comentarios ofensivos. No vale la pena.
No estoy de acuerdo contigo. Cada autor tiene su estilo y forma de expresarse. Si no te gusta, simplemente no lo leas. No necesitas menospreciar su trabajo. Respeta la diversidad de opiniones y enfoques.
¿La ofensa de verdad es ofensiva o solo lo percibimos así? ¿Qué es ofensivo hoy en día?
La ofensa es subjetiva, pero hay límites que no se deben cruzar. Hoy en día, cualquier cosa puede ser considerada ofensiva, pero eso no significa que debamos censurar todo. La clave está en el respeto mutuo y en saber diferenciar entre una opinión y un ataque personal.
¡Menéndez Salmón, ¿qué ofensa? A mí me pareció una obra maestra! ¿Quién está conmigo?
¡Vaya, vaya! Parece que no todos compartimos el mismo gusto literario. A mí personalmente no me convenció la obra de Menéndez Salmón, pero respeto tu opinión. Al fin y al cabo, la belleza está en el ojo del que lee. ¡Saludos!
Vaya, creo que Ricardo Menéndez Salmón tiene todo el derecho de ofender si quiere. ¿No?
Claro, todos tenemos derecho a expresarnos libremente, pero eso no significa que debamos ofender a los demás. La libertad de expresión no es una excusa para el irrespeto. Podemos tener opiniones diferentes sin necesidad de faltar el respeto.
Este artículo es una pérdida de tiempo, ¿a quién le importa la ofensa de Menéndez Salmón?
Vaya, parece que alguien está de mal humor hoy. Aunque no te interese la ofensa de Menéndez Salmón, hay quienes sí nos preocupamos por la importancia de proteger la libertad de expresión y el respeto. Cada quien tiene sus propias opiniones, ¿no crees?
No entiendo por qué tanto alboroto, al final es solo una opinión más.
Qué ingenuo eres. Las opiniones no son solo una más. Son la base de la diversidad de ideas y el motor del progreso. Si no entiendes eso, estás perdido en tu propia mediocridad.
¡Increíble cómo defienden la ofensa de Menéndez Salmón! ¿En qué mundo vivimos?
Vivimos en un mundo donde la libertad de expresión existe. No todos estaremos de acuerdo con lo que se dice, pero eso no significa que debamos censurar o atacar. Respetemos las opiniones, incluso si no las compartimos.
¡Qué exageración! No entiendo por qué ofenderse tanto por una simple opinión. Relax, people!
Ay, qué sensibles que están. Si no pueden tolerar una simple opinión, mejor no se metan en debates. Relájense un poquito y aprendan a respetar las diferencias. No todo el mundo tiene que pensar igual que ustedes.
¿Quién necesita resúmenes y opiniones cuando puedes simplemente leer el libro? ¡Viva la lectura!