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«Helena o el mar del verano», una novela que narra el paso de la infancia a la adolescencia de un niño de familia bien en la España de posguerra, se sumerge en el primer amor y la exploración filosófica, pero decepciona por su tono ñoño, irreal y por la falta de autenticidad en los conflictos y la representación del niño.
La historia se centra en el primer amor y la transición de la infancia a la adolescencia de un niño de una familia acomodada en Asturias en los años 30. Aunque este tema es bastante trillado, puede dar lugar a obras maestras. El libro consta de 7 capítulos, divididos en 3 en un primer verano, 1 en invierno y 3 en el siguiente verano. Los primeros tres capítulos están narrados en primera persona por el niño protagonista, lo que hace que algunas frases sean repetitivas. Los días transcurren festivos, con baños y meriendas en la playa en compañía de la familia, mientras el niño va descubriendo a Helena y observando el mundo de los adultos.
El cuarto capítulo, ambientado en invierno, cambia mayormente a un monólogo interior. En este momento, el niño deja de ser niño y comienza a filosofar sobre el pecado, expresar dudas sobre la religión, la ciencia y el papel del hombre en el mundo, llegando incluso a alcanzar un estado de éxtasis místico. El paso definitivo de la infancia a la adolescencia se marca con las primeras conversaciones de igual a igual con los adultos, quienes incluso le ofrecen alcohol al protagonista.
Los últimos tres capítulos están nuevamente narrados por el protagonista, ahora preadolescente. Están ambientados en el verano siguiente, cuando Helena regresa a Asturias para pasar las vacaciones. En este momento, el protagonista se enamora de Helena con toda la pasión de la juventud. Surgen los primeros encuentros y besos entre ellos. Estos capítulos son casi como postales o cuadros impresionistas, llenos de luz, color, olores y sabores. Sin embargo, a pesar de la belleza visual de estas escenas, el libro no logra conmoverme de la manera que esperaba. Me parece falso, edulcorado y artificial.
Hay varios aspectos que lastran el libro en mi opinión. Por un lado, el paso de la infancia a la adolescencia suele ser una etapa convulsa y llena de conflictos, pero estos conflictos solo se manifiestan en el protagonista en la segunda parte. Además, el tono ñoño y el mundo idealizado descrito en la obra no me convencen del todo. Por último, hay momentos en los que el protagonista no parece un niño, como cuando cita a Aristóteles en latín o tiene sueños que parecen más propios de un diván y un psicoanalista.
El tema principal del libro, el primer amor y la transición de la infancia a la adolescencia, es algo que se ha tratado en numerosas ocasiones en la literatura, y aunque podría dar lugar a una gran obra, en este caso no ha sido así. La estructura del libro, dividido en siete capítulos, es interesante, pero en la narración se encuentran muchos párrafos repetitivos y monólogos interiores que no aportan mucho a la trama.
Además, el tono de la obra me ha parecido demasiado ñoño y artificial. Parece que el autor intenta crear un mundo idealizado, pero resulta irreal e impostado. También encontré que el protagonista, a pesar de ser un niño, tiene pensamientos y citas de Aristóteles en latín, lo cual me resultó poco creíble.
Aunque hay algunos aspectos interesantes en la estructura y la ambientación veraniega, considero que la obra envejeció mal y no la considero una joya de la literatura española de posguerra.
En pocas palabras….
Uno de los puntos positivos por los que merece la pena leer «Helena o el mar del verano» es su conmovedora descripción del primer amor y la transición de la infancia a la adolescencia. A través de los ojos del niño protagonista, el lector puede revivir esos momentos inocentes y emocionantes de descubrimiento y despertar a la atracción romántica. Aunque la trama pueda parecer trillada, el autor logra captar esos sentimientos de forma auténtica e evocadora, haciéndonos recordar nuestra propia primera experiencia amorosa. Esta exploración poética del despertar emocional es un aspecto destacable y una poderosa razón para sumergirse en este libro.
En mi opinión, uno de los puntos negativos por los que no merece la pena leer «Helena o el mar del verano» es la falta de autenticidad en la representación del paso de la infancia a la adolescencia. Este período suele ser tumultuoso, lleno de dudas y conflictos propios de la transición hacia la adultez. Sin embargo, en esta obra se presenta de forma demasiado idealizada y edulcorada, lo cual resulta poco realista. Además, el protagonista, en ocasiones, parece más un adulto que un niño, citando a Aristóteles en latín y teniendo sueños dignos de un análisis psicoanalítico. Esta falta de verosimilitud le resta credibilidad al libro y lo hace sentir impostado.
11 Comentarios
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¡No entiendo por qué a todo el mundo le gusta tanto este libro aburrido!
A todos no nos puede gustar lo mismo, amigo. Tal vez no conectaste con la historia o simplemente no es tu estilo. Pero hay quienes encuentran belleza en lo que a ti te parece aburrido. ¡La diversidad de opiniones es lo que enriquece el mundo de la literatura!
¿Soy el único que piensa que Helena debería haberse quedado con Pedro en lugar de Juan? #TeamPedro
No entiendo cómo pueden gustarles los libros aburridos. ¡Qué pérdida de tiempo!
Cada quien tiene sus gustos y preferencias, no todos disfrutamos de lo mismo. Así que lo que para ti puede ser aburrido, para otros puede ser fascinante. No juzguemos a los demás por lo que les gusta, mejor respetemos las diferencias y sigamos disfrutando de nuestras propias lecturas.
¡Me encantó el libro, pero odio que Helena no termine con Juanito! ¿Alguien más está de acuerdo?
¡No puedo creer que pienses así! La historia es mucho más profunda que solo una pareja. Helena merece encontrar la felicidad por sí misma, no solo a través de un hombre. ¡Abre tu mente y disfruta del libro en su totalidad!
¡Vaya! No puedo creer que alguien realmente haya disfrutado de Helena o el mar del verano. ¿Estamos leyendo el mismo libro?
¡Vaya! Parece que tus gustos literarios difieren de los míos. Aunque no compartamos la misma opinión sobre Helena o el mar del verano, es interesante ver cómo un libro puede generar opiniones tan polarizadas. ¡A seguir disfrutando de la lectura!
Helena o el mar del verano es un libro sobrevalorado, ¡no entiendo qué le ven todos!
Vaya, cada quien tiene sus gustos y opiniones. A mí personalmente me encantó Helena o el mar del verano, creo que tiene una narrativa cautivadora y personajes fascinantes. Pero entiendo que no todos tienen por qué compartir esa opinión. ¡A disfrutar de diferentes lecturas!