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Como si existiese el perdón

Mariana Travacio

Sinopsis en una frase

«Como si existiese el perdón» de Mariana Travacio es una novela concisa y poética que explora un universo implacable de violencia y venganza, con una narrativa masculina que deja al lector con ganas de leer más de la autora.


Resumen:
Como si existiese el perdón de Mariana Travacio

Creo que ya se han hecho todas las comparaciones posibles en relación con Como si existiese el perdón, de Mariana Travacio: con la narrativa de Rulfo, con el género gauchesco y el Martín Fierro (en su versión pura, o en la versión filtrada por Borges), con el western, las novelas de Cormac McCarthy o incluso con Faulkner (aunque en este último caso el estilo es abismalmente diferente). Podría añadir, por mi parte, cierta narrativa de Jon Bilbao, que comparte con Travacio una cierta fascinación con la violencia y con el western. Lo que tienen en común todas estas referencias, que comparto aunque tema que caigan en el tópico hasta cierto punto, es que se sitúan en universos implacables, sin ley ni justicia, sin perdón (valga la referencia a la película de Clint Eastwood), donde la violencia se paga con violencia multiplicada, y una venganza lleva a muchas.

Como si existiese el perdón arranca de hecho con un acto violencia, arbitraria y evitable: un hombre llega a un pueblito buscando a una tal Pepa, no la encuentra, se reúne con otros hombres a beber unas ginebras y entre el alcohol, el calor y algún malentendido, como se suele decir, estalla el conflicto, llega la muerte, arranca la historia. Porque lo que sigue en el resto del libro son repercusiones, repeticiones, amplificaciones de esa violencia inicial, que se une al mismo tiempo a otras anteriores o paralelas, en una espiral de venganza que parece querer abarcarlo todo. En un escenario desolado, que sabemos que es Argentina porque los personajes vosean y una vez aparece la palabra «pibe», pero que podría ser también México, el salvaje Oeste estadounidense o Australia, los personajes deambulan, buscándose para matar o para que no los maten, en medio del polvo, el viento o, también, las tormentas y las lluvias torrenciales.

Resumido así, podría parecer que este libro es un guión de Quentin Tarantino, pero la novela tiene una contención y una vena poética que estaría más cerca de la filmografía de los hermanos Coen: con frases y capítulos cortos (de ahí que la comparación con Faulkner no acabe de funcionar), con una oralidad de los personajes que se combina, sin marcas, con la voz del propio narrador, y una capacidad poética para describir y crear ambientes, esta es una novela que se bebe, se devora. Yo me la leí, de hecho, en un par de horas, algo a lo que también ayuda, claro, el que sea una novela corta, de apenas algo más de 100 páginas, con muchos espacios en blanco por el medio. Algo que sorprende, también, y que se habrá podido notar por las referencias y comparaciones incluidas en la reseña, es que esta es una novela muy masculina: todos los personajes principales son hombres; toda la acción gira en torno a dinámicas tradicionalmente asociadas a la masculinidad (la violencia, la venganza, los celos, el deseo de posesión). Los pocos personajes femeninos que aparecen tienen poca agencia, son madres, mujeres, hijas que sufren la violencia de los hombres y que o la soportan, o enloquecen, o mueren. Me pregunto si esta hipermasculinidad en una obra de autoría femenina se debe a los modelos heredados, o si es una decisión consciente para mostrar, de forma desnuda, precisamente a dónde puede llevar la masculinidad tóxica y agresiva.

A través de una historia cargada de repercusiones y repeticiones, el autor crea una obra concisa y poética, con una oralidad de los personajes que se combina con la voz del narrador. La novela, que se lee rápidamente gracias a su corta extensión, nos transporta a un escenario que podría ser Argentina, México, el salvaje Oeste estadounidense o Australia. Sin embargo, a pesar de las comparaciones con guiones de Quentin Tarantino, la obra también tiene una contención y una vena poética que se asemeja más a la filmografía de los hermanos Coen.

Es importante mencionar que esta novela presenta una marcada masculinidad en sus personajes y en las dinámicas que se desarrollan a lo largo de la trama. Todos los personajes principales son hombres y la acción gira en torno a elementos tradicionalmente asociados a la masculinidad, como la violencia, la venganza, los celos y el deseo de posesión. Los pocos personajes femeninos que aparecen tienen poca agencia y se ven afectadas por la violencia de los hombres de diferentes maneras. Esta hipermasculinidad en una obra escrita por una mujer puede ser fruto de modelos heredados o una decisión consciente para mostrar los peligros de la masculinidad tóxica y agresiva.

Opinión Personal / Crítica

Como redactor de la web mejoreslibrosrecomendados.com, debo decir que Como si existiese el perdón, de Mariana Travacio, es una novela que vale la pena leer. Aunque ha sido comparada con otras obras y autores, como Rulfo, Borges o Cormac McCarthy, creo que tiene una originalidad propia que la distingue. La historia se desarrolla en un escenario desolado, quizás en Argentina pero que podría ser cualquier otro lugar, donde los personajes se ven inmersos en un ciclo interminable de violencia y venganza. La narrativa de Travacio es ágil y poética, con frases y capítulos cortos que hacen que la lectura sea rápida y adictiva. Es una novela breve, de apenas 100 páginas, pero llena de intensidad y ambientes bien construidos. Sin embargo, me llama la atención que se trate de una obra muy masculina, donde los personajes principales son hombres y las mujeres tienen roles pasivos y sufren la violencia de ellos. Me pregunto si esto es una elección consciente de la autora para mostrar las consecuencias de una masculinidad tóxica, o si es un reflejo de los modelos heredados. En cualquier caso, considero que es una novela concisa y bien escrita, que deja con ganas de leer más obras de la autora.

En pocas palabras….

Nos ha gustado…

El punto positivo por el que merece la pena leer el libro «Como si existiese el perdón» de Mariana Travacio es su capacidad para crear ambientes y describir escenas de manera poética. A través de frases cortas y capítulos concisos, la autora logra transmitir una sensación de contención y oralidad que hace que la novela se beba, se devore. Esta novela, aunque masculina en sus dinámicas y personajes principales, tiene una vena poética y una capacidad evocadora que la convierte en una lectura cautivadora. Después de leerla, inevitablemente se queda con ganas de seguir explorando la obra de esta autora.

No nos ha convencido…

Aunque «Como si existiese el perdón» de Mariana Travacio es una novela muy recomendable, hay un aspecto negativo que puede hacer que no merezca la pena leerla. Se trata de la hipermasculinidad presente en la obra, donde todos los personajes principales son hombres y la violencia, la venganza y el deseo de posesión son los protagonistas. Los pocos personajes femeninos que aparecen tienen roles secundarios y se ven sometidas a la violencia de los hombres, lo que puede resultar problemático en una obra escrita por una autora, ya que perpetúa los estereotipos de género.


13 Comentarios

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    1. No puedo creer que haya gente que apoye a Mariana Travacio. Es una persona despreciable y su falta de respeto es indignante. No entiendo cómo alguien puede defenderla.

    1. Disfrutar la vida está bien, pero el perdón también es importante para crecer y sanar. No hay que subestimar el poder de perdonar y ser perdonado.

    1. No estoy de acuerdo contigo. Todos merecen una oportunidad para redimirse y aprender de sus errores. Nadie es perfecto y todos tenemos la capacidad de cambiar. No juzgues tan rápido.

    1. Vaya, parece que alguien no entiende el concepto de respeto. Solo porque sea una opinión personal no significa que no pueda ser ofensiva o irrespetuosa. Aprende a criticar sin herir, compañero.

    1. ¡Totalmente de acuerdo! Es incomprensible que haya personas dispuestas a perdonar a alguien que ha cometido actos tan atroces como los de Mariana Travacio. No hay justificación posible para sus acciones y debería enfrentar las consecuencias de sus actos.

    1. Vivir sin remordimientos está bien, pero reconocer los errores y pedir perdón es una muestra de madurez y empatía hacia los demás. No se trata de seguir adelante como si nada hubiera pasado, sino de aprender y crecer.

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