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En «Desengaño», la novela explorar la vida y la evolución de un guerrillero anticastrista y coleccionista de obras de arte, ofreciendo una visión cruda y misógina de la mentalidad de este personaje.
En primer lugar, el relato no es lineal, lo cual resulta un recurso que suele utilizarse en este tipo de historias. Sin embargo, en este caso, me resultó especialmente molesto, ya que dificulta la dinámica de la acción, que de por sí no fluye con naturalidad ni resulta explícita. Además, esta alternancia entre un supuesto Diario de Campaña y escenas de pareja irrelevantes ocupa una gran cantidad de páginas sin aportar demasiado a la trama principal. No se explicitan las circunstancias políticas ni las acciones guerrilleras, lo que dificulta la comprensión de la historia.
A pesar de sus deficiencias, la obra tiene algunos aciertos. Por ejemplo, el retrato del protagonista es convincente, mostrando su evolución a lo largo de los años, desde sus ideales puros hasta convertirse en un hombre despiadado y cínico que solo busca enriquecerse y disfrutar. Además, la relación entre el protagonista y Valentina, una mujer joven que ha perdido sus referencias y no tiene a dónde ir, sigue los tópicos del mito de Pigmalión. Sin embargo, la gran incógnita que queda al finalizar la lectura es quién es realmente el personaje detrás de Adrián Falcón, el protagonista de la historia. Nunca lo sabremos.
A pesar de esto, tiene momentos interesantes y logra retratar la evolución de su protagonista de manera convincente. Sin embargo, deja muchas incógnitas sin resolver y no logra cumplir las expectativas que había generado en un principio.
Otro punto negativo es la falta de claridad en la documentación y la falta de desarrollo de los personajes secundarios. Muchos de ellos son presentados sin profundidad y sus identidades se olvidan rápidamente. No se explican las circunstancias políticas ni las acciones guerrilleras, lo que hace que la narración se vuelva confusa y poco coherente.
A pesar de estos fallos, debo destacar que el retrato del protagonista resulta convincente en su misoginia y en su evolución a lo largo de los años. Sin embargo, no se sabe si el autor realmente entrevistó al personaje o si simplemente recopiló información de otras fuentes. Además, el personaje femenino, Valentina, parece más una creación literaria que una persona real, y su relación con el protagonista cae en clichés y estereotipos.
Aunque tiene algunos aciertos en la construcción del personaje principal, en general no logra satisfacer las expectativas.
En pocas palabras….
Un punto positivo por el que merece la pena leer este libro es su retrato convincente y evolutivo de los personajes principales. A lo largo de la historia, podemos presenciar la transformación del protagonista, Adrián Falcón, desde sus ideales puros hasta convertirse en un hombre despiadado y cínico, mostrando cómo los caudillos, sin importar su causa, acaban siguiendo una senda de enriquecimiento personal. Además, la relación entre Falcón y Valentina, la mujer joven y desorientada, se basa en tópicos inspirados en el mito de Pigmalión, lo que añade profundidad a la trama y a los personajes.
El relato no es lineal, lo que dificulta la comprensión de la historia y hace que la acción no fluya con naturalidad. Además, se emplean muchas páginas en escenas irrelevantes y se presentan personajes sin profundizar en ellos. La falta de concreción en la ocupación del protagonista, que supuestamente es coleccionista de obras de arte, también es una decepción. Por último, el hecho de que nunca se revele la identidad real del personaje principal deja una sensación de insatisfacción.
18 Comentarios
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¡Qué locura! ¿En serio creen que un mercenario pueda ser un coleccionista de arte?
Claro que sí, ¿por qué no? No juzgues a los mercenarios por su profesión. Al fin y al cabo, todos tenemos gustos e intereses diferentes. No hay normas para ser coleccionista de arte, solo pasión y dinero. ¡Viva la diversidad!
Wow, este mercenario coleccionando obras de arte suena más interesante que cualquier reality show.
¡Vaya, vaya, vaya! ¿Un mercenario que colecciona obras de arte? Esto es tan loco como un unicornio en patines.
Vaya, vaya, qué comentario más ingenioso. Los intereses y pasatiempos de cada persona pueden ser variados e inesperados. Aunque suene raro, hay mercenarios con gustos artísticos. ¡Nunca subestimes la diversidad de la humanidad! ¡Saludos!
¿Y si el mercenario coleccionara memes en lugar de obras de arte? 🤔
¡Sería una colección épica! Los memes son el arte de nuestra era, reflejan nuestra cultura y humor. Además, sería una forma divertida de desafiar la idea tradicional del arte. ¡Viva el mercenario de los memes! 💥😄
¿Por qué el mercenario colecciona arte en lugar de armas? ¡Es una locura!
¡Vaya pregunta! ¿Quién dice que los mercenarios solo pueden coleccionar armas? Tal vez este mercenario tiene un gusto refinado por el arte y disfruta de la belleza en lugar de solo buscar violencia. No juzguemos sin conocer, ¿no crees?
Esta es una obra mediocre, solo una forma de hacer dinero rápido.
Respeta las opiniones, pero no olvides que el arte es subjetivo. No todos comparten tus gustos y eso está bien. Tal vez esta obra no sea de tu agrado, pero eso no la convierte en mediocre. Cada uno tiene su propia visión.
¡Qué barbaridad! ¿En serio creen que un mercenario puede ser un coleccionista de arte? Ridículo.
¡Vaya comentario superficial! No juzgues a alguien por su profesión. Un mercenario también puede tener gusto por el arte. Amplía tus horizontes y deja de lado los prejuicios. ¡No te limites a lo obvio!
No entiendo cómo alguien puede coleccionar obras de arte siendo un mercenario, ¡es surrealista!
Cada persona tiene sus propios gustos e intereses. No debemos juzgar a alguien por su profesión. Tal vez el coleccionista de arte encuentra belleza y valor en estas obras, sin importar su ocupación. No todo es tan blanco y negro, amigo.
¡Qué locura que un mercenario se dedique a coleccionar obras de arte! ¿Qué opinan ustedes?
Pues, cada quien tiene sus intereses y pasiones, ¿no crees? Si este mercenario tiene los medios y el gusto por el arte, ¿por qué no? Al menos no está dedicado a actividades más cuestionables. Yo respeto su elección.
¿Quién necesita arte cuando puedes tener un ejército de mercenarios? ¡Es hora de cambiar de hobbie!